Nuestra Realidad Vital, una suma de nuestro espacio físico y virtual

Nuestra Realidad Vital,
una suma de nuestro espacio físico y virtual

Nuestra vida se mueve en un solo tiempo y dos espacios

Antonio Sosa – 10 de noviembre de 2018


Estando insertado el presente blog donde voy a publicar este artículo, en un entorno web corporativo dedicado fundamentalmente a la ciberseguridad y a todo el conjunto de normativas que inciden de forma directa o por lo menos de manera importante en el mundo tecnológico, debería hablar sobre un tema de actualidad que incida directamente en el mismo. Sin embargo, siendo como es el primero, siento la necesidad de dedicarlo a una percepción en la que he estado trabajando desde hace años y que no es otra sino la concepción de lo que es la realidad vital de cada uno de nosotros, realidad que se conforma, desde mi punto de vista, como la suma de nuestro espacio físico y nuestro espacio virtual. Entiendo, por lo tanto, que nuestra realidad (realidad vital), es decir, el espacio en el que desarrollamos nuestra existencia; el tiempo que acompaña a ese espacio y la concepción física y virtual de ese entorno en el que estamos inmersos, bien merece una reflexión.

Arrancamos esa reflexión, tomando como referencia, concepciones como la del filósofo alemán Kant, para quién el espacio y el tiempo no son rasgos que las cosas tengan independientemente de nuestro conocimiento de ellas; el espacio es la forma a priori de la Sensibilidad externa (o percepción de las cosas físicas) y el tiempo la forma a priori de la Sensibilidad interna (o percepción de la propia vida psíquica). O la de Einstein, quien, en sus teorías de la relatividad, decía que el tiempo no puede estar separado de las tres dimensiones espaciales, sino que al igual que ellas, depende del estado de movimiento del observador. También, encontramos en Ortega y Gasset el raciovitalismo, el título que propone para la filosofía de la vida, en la que la razón vital nos enseña a apreciar la vida por sí misma y los valores que le son característicos, pero también, acepta el uso de la razón para el conocimiento del mundo y las dimensiones irracionales de la existencia. No nos podemos olvidar de Nietzsche y su vitalismo, para quién la voluntad es la verdadera “esencia” de la realidad. La realidad no es estática, permanente e inmutable, ni la consecuencia de algo estático, permanente, inmutable. Ni tampoco, del desarrollo de la personalidad, en la que nos encontramos varias teorías, entre ellas, a dos de las más conocidas por la importancia que han tenido (aunque ya desfasadas) que son la teoría del desarrollo psicosexual de Freud y la teoría del desarrollo psicosocial de Erikson, pero si, tener en cuenta a Hans Eysenck y su teoría de la personalidad. Su enfoque se enmarca dentro de la teoría de los rasgos, que asume que la conducta está determinada por unos atributos relativamente estables, que son las unidades fundamentales de la propia personalidad, porque predisponen a una persona actuar de una manera determinada. Esto significa que los rasgos deben ser coherentes a través de situaciones y con el tiempo, aunque pueden variar entre los individuos.

Por tanto, llegamos a la conclusión de que el espacio, el tiempo, la razón, la vitalidad, la voluntad inciden en el desarrollo de la personalidad y como fin último, la realidad particular de cada uno de nosotros. En consecuencia, nuestra realidad vital ha estado condicionada en cada época por distintos elementos que han marcado el devenir y comportamiento diario de cada individuo, y, por lo tanto, de la sociedad que le rodea.

Centrándonos en los comportamientos que imperan en nuestro tiempo, pero, de manera particular, en los que delimitan nuestro espacio, arrogándose la razón vital de poseer el don divino, pretendiendo con ello doblegar nuestra voluntad amparándose en valores supremos, alcanzar los objetivos más irracionales que nuestra existencia haya visto y sentido. Toca pararse, reflexionar y entender que nos encontramos en una transición, en una encrucijada, en un cambio de realidad. En una realidad en la que las reglas de antaño no valen, en una realidad en donde  lo obvio y evidente, no es tan evidente y obvio; en donde las reglas se marcan cada día a través de los diferentes canales, físicos y virtuales, por donde recibimos una avalancha de artículos de información que no entran en el fondo, donde todo es superficial y no impera la lógica, que los valores comienzan a ser otros, toca pensar, en definitiva, que nuestra realidad vital ha cambiado. Esa realidad vital la conforman sin duda: el espacio físico, ese que nuestra sensibilidad externa percibe de las cosas y el espacio virtual, ese en el que vive inmersa nuestra sensibilidad interna, (nuestra psique). Toca pensar que la razón vital que marca nuestra filosofía de vida, nuestro vitalismo, nuestra voluntad, se encuentra en definitiva, inmersa en ambos espacios: el físico y el virtual, que juntos forman nuestra realidad diaria, nuestra realidad vital y por lo tanto, ambos inciden en el desarrollo de nuestra personalidad.

Si admitimos, además, que en la era de la información estamos más desinformados, que en la era de la libertad de expresión nuestra opinión es menos libre, que en la era del estado social y de derecho, nuestros derechos son continuamente vulnerados. Si admitimos también, que las reglas del juego en las que se desenvuelve nuestra vida, son dinámicas, han cambiado, no las controlamos, somos continuamente manipulados y que, en nuestro comportamiento diario, tienen incidencia las relaciones existentes en el espacio físico de siempre, como las que se producen en el espacio virtual, aceptaremos, por tanto, que nuestra realidad vital está conformada por ambos espacios y que esa nueva realidad moldea nuestra personalidad.

En conclusión, debemos analizar desde esa perspectiva dual lo que hoy está ocurriendo, para desde esa posición, poder aprender a pensar por nosotros, a decidir por nosotros, a actuar por nosotros y a ser realmente nosotros, tanto en el espacio físico como en el virtual.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

  • Revista Psicología y Mente psicologiaymente.com
    Artículo de Oscar Castillero Mimenza: “​Las 5 etapas del desarrollo de la personalidad”
    Artículo de Jonathan García-Allen: “La Teoría de la Personalidad de Eysenck: el modelo PEN”
  • Torre de Babel Ediciones e-torredebabel.com
    Filosofía Contemporánea: Ortega y Gasset
  • El Vitalismo Filosófico de Nietzsche. http://www.bioetica.org
    Historia de los Bio-Derechos y del Pensamiento Bioético
  • La investigación kantiana sobre el espacio y el tiempo – Dialnet
    https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1087952.pdf
  • La teoría de la relatividad https://es.gizmodo.com
    Carlos Rebato: “La teoría de la relatividad especial, explicada de manera sencilla”

 


Antonio Sosa
Es Ingeniero y Máster Universitario en Seguridad Informática
Experto Universitario en Peritaje Informático y Análisis Forense
Auditor Certificado ISO 27001 (SGSI) Bureau Veritas
Estudios de Economía y Derecho
Entusiasta del Derecho Tecnológico

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